Cuando mi madre perdió a una hija, decidió guardar todas las flores que le acompañaron en el funeral en un baúl y lo colocó en la entrada de la casa.

Un día me pidió que hiciera algo con ellas.Como si el gesto la liberara. Como si al tocarlas las multiplicáramos para llevarlas a otro lugar.

Las flores siguen en el baúl,
en la entrada de su casa.

En la galería se han montado dos centenares de flores sobre una red que cuelga de extremo a extremo. Se ha cerrado herméticamente, y se ha perforado un pequeño agujero por el cual sólo escapa una imagen de mi madre durmiendo y el impregnante aroma de las flores que la acompañan.



Photo Credits: Marco Treviño
Pieza realizada para  la galería uncuarto en Monterrey, Nuevo León.